En Tabasco Tech 2025, FUMEC llama a consolidar la participación de México en la cadena global de semiconductores

México se encuentra en un punto de inflexión histórico para posicionarse como un actor clave en la cadena de valor de los semiconductores, una industria considerada estratégica para la competitividad global y la seguridad tecnológica de Norteamérica. Así lo señaló Eugenio Marín, CEO de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (FUMEC), durante su participación en Tabasco Tech 2025.

“Los semiconductores son la base de la era digital. Sin ellos, no tendríamos telecomunicaciones, transporte moderno, inteligencia artificial ni energías limpias. El reto es que México deje de ser solo consumidor y se convierta en protagonista de esta cadena global”, afirmó.

El mercado global de semiconductores alcanzó en 2024 un valor de 720 mil millones de dólares y se espera que supere el trillón de dólares hacia 2029. Para México, que importa cada año cerca de 31 mil millones de dólares en chips, la oportunidad de insertarse con mayor fuerza en este sector es evidente.

Marín destacó que países como Estados Unidos, Taiwán y Corea del Sur compiten en la fabricación de megafábricas (fabs) con inversiones de entre 10 y 20 mil millones de dólares por planta, mientras que México tiene un campo fértil en segmentos como:

·         Diseño de circuitos electrónicos

·         Ensamble, empaque y pruebas (ATP)

·         Electrónica automotriz y aeroespacial

·         Sistemas de manufactura avanzada y sostenibilidad

El Mapa de Ruta y el Plan Maestro

“El momento es ahora. Si México logra consolidar su estrategia en semiconductores, no solo estaremos participando en una industria de más de un trillón de dólares, sino asegurando un lugar estratégico en el futuro digital de Norteamérica”, dijo Marín.

En 2024, FUMEC presentó el Mapa de Ruta de Semiconductores en México, con una visión integral de cómo fortalecer la cadena nacional. Posteriormente, junto con Canieti, se consolidó el Plan Maestro de Semiconductores, documento que hoy funge como guía para alinear a industria, academia y gobiernos.

“No partimos de cero. Tenemos capacidades consolidadas en electrónica, talento altamente calificado y polos regionales que ya trabajan en diseño y pruebas. Lo que falta es coordinación estratégica y atracción de inversión”, puntualizó Marín.

El diagnóstico de FUMEC identifica tres polos principales donde México puede potenciar su participación:

1.       La Frontera Norte (Chihuahua, Baja California, Tamaulipas): con fuerte presencia de manufactura electrónica y cercanía estratégica con EE. UU.

2.       El Bajío (Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí): donde la industria automotriz y aeroespacial requieren chips especializados y fomentan el diseño electrónico.

3.       La Zona Centro y Occidente (Jalisco, Ciudad de México, Estado de México): con ecosistemas de innovación, universidades y centros de investigación de alto nivel.

Asimismo, estados emergentes como Chiapas comienzan a explorar su participación a través de formación de talento y capital humano especializado.

Marín advirtió que, pese a las fortalezas, México enfrenta riesgos que deben atenderse con visión de largo plazo tales como:

-Dependencia de importaciones: el país compra más de 30 mil millones de dólares en chips cada año.

-Altos costos de inversión: las fabs requieren infraestructura, energía confiable y políticas públicas estables.

-Competencia geopolítica: la relocalización (nearshoring) debe aprovecharse en coordinación con Estados Unidos y Canadá, en el marco del T-MEC.

-Seguridad de la cadena de valor: proteger la propiedad intelectual y la ciberseguridad es indispensable.

“Los riesgos globales, desde pandemias hasta tensiones geopolíticas, nos han demostrado que la resiliencia en semiconductores no es opcional: es un asunto de seguridad nacional y regional”, subrayó.

Con un mercado en crecimiento y la presión internacional por diversificar la producción de chips, México tiene la posibilidad de escalar en diseño e innovación tecnológica, expandir operaciones de ATP con mayor contenido nacional e impulsar talento especializado desde universidades y centros tecnológicos, además de adoptar estándares de sostenibilidad, clave para la nueva generación de semiconductores

Marín concluyó que el futuro dependerá de la articulación efectiva entre industria, academia y gobierno, así como de la capacidad de México para enviar una señal clara a inversionistas internacionales.

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