Semiconductores y ciberseguridad: la oportunidad crítica que definirá la competitividad de México

México está ante una oportunidad estratégica que no puede dejar pasar: convertirse en un actor clave en la cadena global de semiconductores y, al mismo tiempo, fortalecer su resiliencia digital.

Eugenio Marín, CEO de FUMEC, dijo durante el Foro Yucatán Ciberseguridad 2025, que el país ya cuenta con capacidades en diseño, ensamble y pruebas en semiconductores, pero debe acelerar su integración tecnológica y de seguridad si quiere aprovechar el auge de inversiones en centros de datos e inteligencia artificial.

La ciberseguridad dejó de ser un asunto técnico para convertirse en un factor de supervivencia industrial: un ciberataque en una planta de chips o en una cadena de suministro puede paralizar industrias enteras y destruir la confianza global. Marín dijo que es urgente invertir hoy en conocimiento, talento y protección digital ya que es la única forma de que México no se quede fuera del futuro tecnológico.

En el marco del Foro Yucatán Ciberseguridad 2025, que organizó la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación de Yucatán (SECIHTI), Eugenio Marín, explicó la relación directa entre la industria de los semiconductores y la ciberseguridad como ejes de soberanía tecnológica y competitividad para México.

Durante su exposición, Marín llevó al público a comprender desde lo más esencial sobre qué es un semiconductor y por qué este material, aparentemente simple, sostiene toda la infraestructura digital contemporánea. Explicó que los semiconductores son materiales capaces de conducir o no la electricidad según ciertas condiciones, lo que permite controlar el flujo de información representado por los unos y ceros en los sistemas digitales. Esa propiedad es la base de toda la era digital: desde las computadoras hasta los sistemas de almacenamiento y procesamiento de datos.

A partir de ahí, el CEO de FUMEC guio a la audiencia a través de la compleja cadena de valor que da vida a los circuitos integrados. Detalló cómo la ciencia de materiales y la física del estado sólido permiten manipular las propiedades de los semiconductores a nivel atómico, proceso que habilita la fabricación de componentes con distintos niveles de conductividad o desempeño. Al agrupar millones de estos dispositivos —transistores, diodos, capacitores— en arreglos minúsculos, surgen los chips que impulsan el funcionamiento de prácticamente toda la tecnología moderna.

México en el mapa global de los semiconductores

Marín recordó que, en 2024, FUMEC lideró la elaboración del Mapa de Ruta de la Industria de Semiconductores en México, un ejercicio de diagnóstico nacional alineado con los estudios realizados por la Autoridad de Comercio de Arizona en Estados Unidos. Este análisis permitió ubicar al país dentro de la cadena de valor global, identificar sus capacidades existentes y reconocer los segmentos con mayor potencial de desarrollo.

El trabajo reveló que México tiene presencia principalmente en la parte back-end de la industria —las etapas de ensamble, pruebas, corte y empaque de semiconductores—, mientras que la fase de front-end, relacionada con la fabricación de obleas de silicio, requiere inversiones que oscilan entre los 10 y 20 mil millones de dólares por planta, montos aún fuera del alcance nacional. Sin embargo, el país posee un mercado interno robusto: cada año importa alrededor de 30 mil millones de dólares en productos semiconductores, la mitad de lo que importa Estados Unidos, debido a su fuerte industria electrónica.

El análisis de FUMEC mostró que México tiene oportunidades reales en segmentos específicos como el diseño de circuitos integrados, la ingeniería de materiales y el back-end de manufactura. Estados como Baja California, Chihuahua, Jalisco, Aguascalientes, Querétaro y Nuevo León concentran buena parte de las capacidades actuales y están delineando estrategias para fortalecer su participación. Marín subrayó que el país puede enfocarse en nichos como los chips legados, que se utilizan en aplicaciones industriales y automotrices, donde la demanda se mantiene constante y las barreras tecnológicas son menores en comparación con los más avanzados que se integran en smartphones o satélites.

La intersección con la ciberseguridad

Tras explicar la relevancia de los semiconductores, Marín llevó la conversación al punto central de su participación: la relación entre esta industria y la ciberseguridad. Planteó que ambas áreas son interdependientes; sin semiconductores no existe infraestructura digital, pero sin ciberseguridad tampoco puede sostenerse su operación.

El directivo destacó que los semiconductores son una cuestión de seguridad nacional y de geopolítica, ya que quien domina su producción ejerce influencia en el escenario global. La dependencia de Asia para el suministro de chips y los recientes debates sobre aranceles o restricciones tecnológicas son una muestra del peso estratégico del sector. Además, el incremento de costos en la cadena de valor puede repercutir directamente en áreas críticas como el desarrollo de inteligencia artificial y el funcionamiento de los centros de datos.

Marín enfatizó que las grandes tecnológicas —Google, Amazon, Meta y Microsoft— proyectan inversiones conjuntas superiores a los 350 mil millones de dólares en centros de datos vinculados con inteligencia artificial durante este año, incluyendo instalaciones en Querétaro, lo que convierte a México en un punto clave de la infraestructura digital regional. Sin embargo, advirtió que esta expansión debe ir acompañada de protocolos sólidos de ciberseguridad, pues cualquier vulnerabilidad en la cadena de suministro o en los procesos de manufactura de chips puede comprometer operaciones a nivel global.

Riesgos humanos y tecnológicos

El CEO de FUMEC resaltó que el riesgo más crítico en ciberseguridad no siempre es tecnológico, sino humano. La mayoría de los ataques y vulnerabilidades surgen de errores o descuidos dentro de las propias organizaciones. Recordó ejemplos de grandes empresas de semiconductores —como Microchip y AMD— que enfrentaron ciberataques capaces de detener sus operaciones o debilitar su reputación frente a los clientes.

Subrayó que los sistemas y estándares de certificación en ciberseguridad se han convertido en un factor de competitividad. Las compañías que invierten en procesos de estandarización y protección pueden parecer más lentas en innovación, pero logran sostenibilidad y confianza a largo plazo, mientras que aquellas que descuidan estos aspectos suelen enfrentar pérdidas millonarias, interrupciones operativas y daños a su imagen pública.

Marín ilustró cómo incluso una falla temporal en servicios digitales puede generar impactos económicos significativos, y cómo la inversión en ciberseguridad se traduce en una mejor capacidad de respuesta, reducción de riesgos y protección del valor de las organizaciones.

Conocimiento, talento y responsabilidad

En la parte final de su intervención, el directivo hizo énfasis en el rol del conocimiento y del talento humano como pilares de la industria de semiconductores y de la ciberseguridad. Ambos sectores requieren especialistas en microelectrónica, diseño analógico y digital, automatización, simulación y software. Estas competencias, apuntó, son las que permitirán a México avanzar en la cadena de valor y convertirse en un actor relevante en la región.

También llamó la atención sobre la importancia de los factores organizacionales y culturales. Enfatizó que las personas y los procesos son tan importantes como la tecnología, pues constituyen los eslabones más vulnerables en cualquier sistema de seguridad. La responsabilidad de proteger la información, añadió, recae en cada individuo que tiene acceso a datos sensibles, recordando que un simple descuido puede abrir la puerta a un ataque.

Finalmente, Marín destacó que todas las tecnologías tienen un carácter dual: pueden emplearse para el desarrollo y la innovación o para fines destructivos. De ahí la necesidad de fortalecer las capacidades técnicas, organizativas y éticas de los ecosistemas tecnológicos, especialmente en un momento en que México tiene la oportunidad de posicionarse como un actor clave en el desarrollo y protección de la infraestructura digital de Norteamérica.

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